Fin de semana reparador

He entrado a otra de esas etapas de mi vida en las que el trabajo me consume y he abandonado el mundo blogger. Prometo pasar por mis blogs preferidos este fin de semana y ponerme al día (me da miedito abrir mi G-Reader y ver cuántos posts tengo acumulados).

Este fin de semana nos fuimos a la playa y la pasamos súper bien. Fue divertido y muy reparador. Adoro la playa, aunque soy de esa rara especie que huye de las playas de moda o muy concurridas, y prefiere las playitas tranquilas y desconocidas, donde puedes explorar, caminar, coger erizos, caracoles y etc. No me gusta tirarme al sol, prefiero caminar, trepar, disfrutar del sonido de las olas y verlas reventar.
Esta playita está al norte de Lima, bastante caleta y espero que se mantenga así muchos años. Rara vez encuentras a otras personas que los propios pescadores. Es genial disfrutar de las aves, los cangrejos, las arañas y estrellas de mar...
Fuimos con una amiga y su hija y la pasamos requetebien. Mi hijo se divirtió de lo lindo pues tuvo con quien nadar incansablemente. Estamos pensando repetirlo pronto. Bueno, nosotros vamos todos los años al menos un fin de semana.
Les dejo otra fotito de los niños. Sepan disculpar lo mala fotógrafa que soy, voy aprendiendo poco a poco, lentamente... cual tortuguita...

¡Los extraño!

Comercial de Franca


No sé nada de publicidad. Lo admito. Pero este comercial es súper bacán. Primero, vende chelas pero no a través de chicas en bikini que son el fondo decorativo para un grupo de patas que se divierten. Segundo, te inyecta ánimos. Miguel Iza (¿es él, no?) es genial. Tercero, te transmite una idea que va en contra de lo que creemos tradicionalmente los peruanos: tenemos mala suerte, todo depende de la suerte, nuestra vida está hipotecada a ella.
Anoche lo vi por primera vez y pensé que estaba cabeceando. Luego recordé algún comercial anterior de Franca con Gastón Acurio, el digamos exponente namber uán de que es posible triunfar con lo nuestro, también en el mismo tono.
Espero que las ventas favorezcan a esta chela. No la he probado aún, pero vale la pena apoyarla por el simple hecho de ir contra la corriente y apostando por una imagen distinta. Además, ¿es del Grupo Añaños, no?
P.D.: No tengo nada en contra de las chicas en bikini que venden lo que sea. Pero sí me molestan los estereotipos: eres bacán si tienes una chela en mano y una chica en bikini en la otra. Y las cervezas ya han abusado de esto hasta el cansancio. ¿Y la creatividad de los "creativos"? Por eso me gusta este comercial.

Carnavales

Miro por la ventana a la tropa jugando a morir. Mi hijo tiene varios globos en un balde y los amiguitos traen pistolas, globos, baldes y muy buenas gargantas. ¡Cómo gritan! Las niñas son las más escandalosas ciertamente.
El sol estuvo radiante hoy y los chicos se han divertido a rabiar. El piso del patio tiene miles de pedazos de globos reventados. Mi pequeño ha entrado a la casa varias veces a llenar globos, y en cada ocasión estaba listo para ser exprimido de pies a cabeza.
Adoro verlo disfrutar. Juega en el patio del conjunto, en un área cercada y con los amiguitos de siempre.
-----------
Día domingo de hace muuuuuchos años:
BG: Mami, ¿puedo salir a jugar carnavales?
M: No, te puedes resfriar.
BG: Pero mami, hace mucho calor!!!!
M: Es peligroso jugar con agua, te puedes caer, golpear o te puede atropellar un carro.
BG (mirando desde el balcón de su casa): Buuuu. Soy la única niña en esta cuadra que mira por el balcón mientras todos juegan.
M: Pasa y cierra la puerta.
-----------
Día domingo de hace varios años también:
Voy en auto con un gran amigo, en aquel entonces mi enamorado. Es domingo y regresamos de trabajar, estamos agotados, sudorosos y cansados. Venimos conversando, haciendo planes para más tarde. Vemos que un grupo de chicos grandes juega carnavales más adelante. No nos preocupamos porque vamos en auto y además la pista es de doble sentido (la Pista Nueva que va al cono sur, que ya no tiene nada de nueva), por tanto "naides" en su sano juicio iría a jugar en la pista.
De pronto, el auto golpea algo. R frena rápidamente, una niña de 7 u 8 años se lanza a la pista globo en mano y ya es muy tarde, el auto la golpea ligeramente. Nos bajamos de inmediato, él corre más rápido que yo y yo debo hacerlo también porque la gente ha salido de sus casas y comienza a golpearlo. ¡Es el colmo! Él se bajó a ver si la niña estaba bien y a ver si la llevábamos al hospital. La gente le pega sin preguntar, sin esperar a oír lo que quiere decir y yo me trepo a su espalda para impedir que lo sigan arañando pues ya le han roto el polo.
Cuando logramos que la gente se calme, R se explica en medio de los gritos e insultos de la gente. La familia de la niña consiente en llevarla al hospital más cercano. La niña está muy asustada y ni siquiera tiene un moretón, un par de raspaduras producto de la caída es todo lo que vemos a simple vista.
En el hospital la revisan y dicen que no tiene nada, le recetan algo para el dolor y una crema. Compramos la receta. R deja su número de teléfono y dice que pasará al día siguiente a ver cómo está la niña.