Saliendo de emergencias

Ayer se cumplieron 15 días de la operación de mi papá y hace 10 que está en casa. Realmente fue una odisea. Al tercer día de estar hospitalizado cogió una neumonía. No hay nada peor que una neumonia intrahospitalaria en el caso de los ancianos. Gracias a Dios, mi papá mejoró bastante rápido, pero como aún tenía el cuadro neumónico (esto de tener una hermana enfermera... se pega la jerga), los médicos de gastro no nos hacían caso y el cólico era atroz, casi ya le daban morfina y el dolor no cedía. Y la vesícula podía explotar en cualquier momento.
Esta vez nuestro ángel de la guarda estaba en cirugía, un médico primo de mi vecina, a quien mi hermana conocía desde que era interno. Gracias a él operaron a mi papá cuando ya no podía más el pobre (y nosotras tampoco). La operación fue un éxito y casi no sintió dolor luego de ella. Pero fue mi hermana y una amiga quienes hicieron TODO para que mi papá se opere.
Para esto, como al segundo día de la neumonía, mi mamá se enfermó en casa. Y como todo lo que ella decide hacer, se hace bien o no se hace, se enfermó en serio. El resultado: dos enfermos, yo llegaba del hospital a casa a atender a mi mamá, era horrible porque ella no se enferma así nomás. Total, cuando llegó mi papá eran dos enfermos, cada uno en su camita.
No nos cansamos de agradecer lo afortunados que hemos sido. Un enfermo con tantas complicaciones como mi papá resulta un milagro que haya superado la neumonía (bueno, lo más grave de ella) y la operación.
Lo malo vino después. El señor está deprimido y engreidísimo, y lamento confesar (con vergüenza) que a mí se me agotó la paciencia. Llego del trabajo a seguir trabajando en casa, tengo muchas cosas atrasadas (y ni que decir de mi pobre hijo abandonado, y mi nivel de estrés que está casi en el tope) y encuentro a un enfermo CONVALECIENTE (no impedido) al cual debo atender, pero que no colabora en nada (sin ir más lejos, anoche me pide que lo tape con su frazadita polar, como si él mismo no pudiera hacerlo, la tenía a su ladito, mientras mi mamá estaba con taquicardia y yo tenía que acomodarla en la cama de mi hijo pues se había peleado con su cruz, léase mi papá). El señor no quiere levantarse solo, hay que levantarlo. No quiere caminar, y lo que indican los médicos para pacientes ancianos con neumonía es que se levanten inmediatamente, la cama es lo que los mata. Tampoco quiere caminar. No quiere jugos y menos aún agua, solo quiere su Coca-cola. ¡Aaaayyyy!
Disculpen el tono de este post, pero tengo que hacer catarsis de alguna manera. Tal vez soy injusta, soy consciente de que es un anciano y que está en la etapa de que es un niño grande... pero la carga es pesada. Si no tuviera tanto trabajo, sería mucho más llevadero. Encima tener a mi mamá enferma es fatal porque anda de un genio insoportable y también deprimida. El otro día, estaba levantando a mi papá del sillón para hacerlo caminar un poco y ella iba a pararse, y como estaba con taquicardia, le doy la mano para que se apoye y me gritó: "¿Acaso soy una inválida?". No supe si reírme o enojarme (vaya, algo de buen humor todavía queda), pero en estas circunstancias duele un poco que un simple gesto de ayuda sea tan mal interpretado. En fin, ya vendrán tiempos mejores.
Mi hermana ayuda bastante, no puedo quejarme (ella se queda en casa a dormir, porque nuestro padre se despista a esas horas y pide su café con leche a las 2.30 a.m, por ejemplo), y estamos comenzando a llamar a la técnica que nos dio una mano en el hospital cuando ninguna de las dos podía quedarse (es lo máximo con los pacientes esta señora , y a ella mi papá sí le hace caso), para que mi mamá acelere su propia recuperación y se libere de atender a mi papá por algunas horas.
Como verán, no he podido entrar a mis blogs favoritos. Tengo 128 posts por leer en el reader (help!), y espero robar un tiempito a mis múltiples ocupaciones para ponerme al día. ¡Mi salud mental los reclama!
Muchas gracias a Elmonofeo, Ursulita, Jassy, Chebas y Seren por los buenos deseos. Estoy segura de que influyeron mucho!!!!

En Emergencias

Hola. El trabajo me tiene agobiada y sin tiempo para visitar mis blogs favoritos. Pensé que esto iba a cambiar desde el domingo, pero todo se complicó pues el lunes llevé a mi papá de emergencia al Rebagliati, tenía una colecistitis, es decir, una infección a la vesícula que se manifiesta con un fuerte cólico y un fiebrón.

He estado varias veces en el servicio de emergencia del Rebagliati. Siempre tengo esa horrible sensación de desesperanza cada vez que entro y veo las filas interminables, las caras de dolor y malestar de los pacientes, y las de preocupación de los familiares. Se me encoge el corazón y debo de hacer de tripas corazón para enfrentar la cadena de "atención".

El interno era un cretino. Le digo que vengo de la clínica con el diagnósitico y ecografía en mano. El dolor había bajado un poco y mi papá estaba aletargado. Tiene 79 años y un tumor en la hipofisis, lo cual, sumado a su hipertensión, arteriosclerosis, insuficiencia cardiaca, fibrilación auricular, etc., hace que a veces se desoriente. El tipo fue insufrible, antipático y detestable. Quería obligar a mi papá a contestar y yo le digo que yo puedo responder, que lo dejemos tranquilo y le explico las circunstancias que lo tienen aletargado. Cuando lo revisó, me dieron ganas de abofetearlo. Palpaba la zona de la vesícula y me decía "No tiene dolor". Claro, pero le tocaba más abajo y mi papá saltaba. Finalmente le digo que no estoy loca para llevar a mi papá por gusto, que le tome la temperatura. Otra vez tenía el fiebrón... Finalmente lo ingresó.

Nada le costaba decirme que estaba ordenando análisis y que esté atenta a que me llamen, y que ya podía salir del tópico de cirugía. No podía moverme de la estrecha camilla porque me daba miedo que se fuese a caer. Al rato, escucho a lo lejos el nombre de mi papá. Una técnica muy molesta me avienta un frasco para análisis de orina, me está llamando hace rato afuera y me dice que esté atenta para el análisis de sangre. Recién entonces caigo en cuenta que ha ordenado pruebas (si bien he estado muchas veces en emergencia, la mayoría de veces es mi hermana quien ha hecho todos los trámites). Son las 2 p.m., ya tenemos ahí 2 horas y felizmente mi hermana está saliendo de turno en el mismo hospital (ella es enfermera instrumentista) y me da el alcance.

Toda la tarde hemos estado corriendo de un lado a otro, llevando a mi papá a ecografía, rayos x, tomografía. Mi papá volaba en fiebre. Yo agradecía a Dios que hayamos encontrado silla de ruedas cuando entramos.

Tenemos que agradecer también que siempre tenemos un ángel en la emergencia. Esta vez era una amiga de una amiga de mi hermana, que nos consiguió cama en el piso de gastro. Algunas colegas de mi hermana fueron amables también. Pero la mayoría de enfermeras y técnicas son apáticas, maltratan a pacientes y familiares y se muestran totalmente ajenas al dolor ajeno. He visto algunos médicos amables, algunas enfermeras menos duras, pero nadie se toma un minuto para dar un auxilio, una palabra de consuelo, menos una atención. He visto a abuelitos orinarse en la cama, pidiendo a gritos una chata; sus rostros de angustia porque están solos, no saben qué hacen ahí, ni porqué no están en casa. Los bomberos trajeron a un hombre incosciente que respiraba agitadamente, el pobre estuvo horas tirado sobre una camilla... ¿en algún momento lo atenderían?

¿Y qué ocurre con quien no tiene quién le de una mano? ¿Con quienes son más ignorantes que uno? Afortunadamente el dolor acerca a las personas y muchos familiares sirven de guía a otros que llegan por primera vez o que no saben qué hacer. Pero eso no ayuda frente a la pared que suelen representar las enfermeras e internos.

Eran casi las 7 y no le habían puesto ningún medicamento a mi papá. La enfermera de emergencia nos dice que es porque la historia no estaba en el tópico, pero la historia iba rotando por todos los servicios donde le estaban haciendo las pruebas. Le ruego a la enfermera para que le ponga las medicinas (que habíamos recogido desde las 4 o antes) y me dice que espere. Al rato vuelvo a insistir y me responde: "Ya acabó mi turno". Busco a la nueva enfermera quien me dice: "Aún no me entregan el reporte". ¡Qué impotencia!

Finalmente le colocan el suero y las medicinas. No sé si por efecto de ellas o por la fiebre y agotamiento de todo el día, mi papá se queda privado en la camilla. Mi hermana le dice a la enfermera si puede ella subirlo a piso porque ve que le faltan técnicas que la apoyen, y de mala manera le contesta que se espere.

A las 9 estuvo instalado en su cama, finalmente le bajó la fiebre y cedió el dolor y durmió mejor que un bebé. Me quedé con él hasta las 11, hora en que regresó mi hermana que fue a traer sus cosas pues ella se quedaría a dormir.

Ayer ha pasado un buen día, tiene hambre el pobrecito (no come nada desde el domingo). El lunes rogaba por un gaseosa y no podíamos ni darle agua porque era probable que ingrese a cirugía... imagínense la deshidratación tras la fiebre de 39,5. Hoy le están volviendo a chequear para ver cómo va. El asunto es que la ecografía de la clínica no coincide con la del hospital. De la nueva ecografía depende la operación.

Trabajo como autómata. Cumplo con mis obligaciones. Llamo a mi hijo cuando llega del colegio y le digo que voy al hospital cuando salga de trabajar, pero que llegaré a darle de comer y a acostarlo... Trato de confortar a mi mamá. En diciembre mi papá se infartó y estuvo internado casi una semana. Todo esto es muy duro para ella.

Así como hay cursos de temas como ética y etc., debería haber uno de concientización o humanización para el trato con el paciente. Y creo que deberían tener pruebas psicológicas también. Lo que se está tratando es a seres humanos, no a cosas. Un poco de calidad humana no vendría mal para todos los implicados en la atención de los pacientes. Sé que todos los médicos no son así, he visto médicos jóvenes y viejos muy atentos con los pacientes, pero la mayoría no lo son y más bien se esfuerzan por marcar la distancia con los usuarios de un supuesto servicio. ¿Sabrán todos los estudiantes de medicina qué significa "vocación de servicio"? Y si no, pues en lugar de atender, pueden investigar o enseñar, o buscar otro modo de insertarse en el mercado laboral.

Espero poder leerlos pronto. ¡Los extraño!