Tiempo después...

Hace unos meses me reuní con mis amigas de código de la universidad y escribí este post (siempre pensando en iniciar el blog y siempre aplazándolo).
Anoche escapé de mi rutina. Una conversa en el chat y decidimos reunirnos. Varias de nosotras no nos veíamos desde los días universitarios, otras habíamos podido reunirnos muy esporádicamente en los últimos años.

Seis mujeres reunidas, seis maneras distintas de ver la vida, seis historias diferentes, cuatro madres, tres divorciadas, una sola con pareja estable. No puedo dejar de recordar nuestro primer ciclo como cachimbas. Infinitas horas discutiendo y defendiendo lo indefendible. Largas horas en los jardines con el pretexto de estudiar para la práctica de más tarde. Siento mucha empatía con algunas de ellas, aunque nuestras historias sean tan distintas y nuestra suerte en la vida también.

Todas hemos crecido, algunas han madurado, otras nos hemos quedado a medio camino (ejem, ejem). Algunas estamos (ejem, ejem) “igualitas”, como en aquellos años maravillosos. Otras tal vez más gorditas e incluso con nueva “pechonalidad”.

Tragos van, Tragos vienen. Recordamos a los amigos de aquellos años, a los que partieron antes, a los que aún frecuentamos. Contra mi costumbre me quedo callada y observo… casi no participo en las conversas. “Ellos” son el tema recurrente (creí que en algún momento alguien iba a proponer un brindis: “Por ellos, aunque mal paguen”). Mi lado apático mira la hora y dice: “Despídete, mañana tienes que levantarte antes de las 6. Tu serie favorita debe estar por comenzar”. Pero el cariño, la curiosidad y sobre todo, no querer escuchar la consabida frase: “¡Eres una falla!” hacen que me quede y obedientemente asienta cuando proponen salir a tomar algo en un bar cercano.

Odio salir a un lugar público. La bulla de la música (aunque sea mi música favorita) me impide escuchar bien (¿sordera prematura?) y mi voz se apaga entre el barullo. Pido mi infaltable Coca-cola y trato de escuchar y participar. Mil imágenes, recuerdos y conversaciones perdidas bailan ante mis ojos y oídos. Somos seis mujeres que han salido adelante solas. Hemos recorrido un largo camino y seguimos dispuestas a beber la vida de un solo tirón, tal como cuando nos conocimos.

2 brochazos multicolores:

Ursula dijo...

Hey nuevo blog!! qué sorpresa!!!!

Las amigas son lo máximo!!!! Yo no se por qué en la universidad no hice vínculos profundos con nadie, salvo por un par de amigos que conocí en primer ciclo y que ahora son como mis hermanos. Pero ninguna amiga, conocidas muchas eso si.

Mi vínculo fuerte son con mis amigas del colegio, hermanas del alma. Somos super distintas todas pero cuando nos reunimos volvemos a ser las mismas chibolas de antaño.

Besos

Blue girl dijo...

Mis amigas del alma son las de mi carrera, pero las de mi código también están ahí, muy presentes y muy queridas. Curiosamente no me reuno con la gentita del cole... mal, muy mal. Lo sé. Este año espero que sea diferente!!!