Un médico amable y preocupado por su paciente

Acabo de regresar de traer a mi papá del geriatra. Él se chequea en el Rebagliati, pero dada su edad avanzada y estado delicado, de vez en cuando lo llevamos al geriatra. Mi mamá también tiene varios achaques y ambos han sido enfermizos desde mi más tiernos recuerdos, así que he conocido a un variopinto ejército de médicos, desde aquellas épocas en que venía el doctor a tu casa, hasta los consultorios de las clínicas en estos días.

Ir al Seguro por una emergencia es lo peor que puede pasarte. Los pacientes están ahí tirados a la buena de Dios, pasando frío, miedo, dolor, esperando largas horas para ser atendidos incluso de pie a pesar de estar muy mal. Nuestro sistema de salud es pésimo y los que pagan los platos rotos son los ancianos. Ellos que en las culturas antiguas eran los depositarios de los conocimientos y por tanto eran los más respetados y venerados, hoy son dejados de lado y abandonados a su suerte por la sociedad en general (y lastimosamente por los propios familiares a veces).

Bueno, este doctor que lo ve en esta clínica es genial. Es un doctor mayor (le calculo 60 años), cálido, amable con el paciente y ¡¡¡¡se preocupa por la calidad de vida del paciente!!!! Eso me dejó turulata, señoras y señores. Me hizo ver, muy amablemente, que yo privilegiaba el extremo cuidado en la dieta por encima de la calidad de vida de mi papá, que ya está bastante deprimida por los cuidados que necesita, la poca movilidad que tiene, la dieta, etc. etc. etc. Por tanto, podríamos hacer algunas concesiones para que disfrute de alguna manera y sobrelleve mejor su situación.

Me quedé tan tonta con su actitud... no sabía cómo agradecerle. Fue también amable con mi mamá y nos explicó algunas cosas sobre las complicaciones que tiene la salud de mi papá. Hace muchísimo tiempo que no encontraba un médico así, salvo el pediatra de mi hijo, lo cual tampoco es un consuelo porque no creo que existan pediatras gruñones, duros o poco amables con los niños (aunque una vez me tocó una loca quien en lugar de tranquilizarme pues tenía a mi bebé recién de dos semanas --y jamás jugué a las muñecas--, me dijo que seguramente con mi mamá estaría mejor la criatura).

Ojalá todos los geriatras sean así, y sería mucho mejor si los otros médicos toman esa actitud y desechan la ajena o la condescendiente (pacientes=niños malcriados). Si las personas que tenemos algo de instrucción cometemos errores en el cuidado de la salud o no preveemos cosas, en el caso de gente más ignorante que uno esto debe ser terrible. Los médicos podrían tomarse un par de minutos para explicar la situación del paciente y lo que podemos hacer para ayudar en nuestra recuperación en lugar de lanzarnos una receta y la fecha de la cita siguiente.

Fue un gran consuelo la actitud del médico. ¡Gracias, doctor P!

5 brochazos multicolores:

Mi Chebas dijo...

Yo opino que la mitad de la enfermedades son ideas y que los médicos son como los mecánicos, hay que creerles nomas pero no sabes si te estarán diciendo la verdad

Jassy dijo...

Eso de lo que hablas se llama vocación ahora la gente estudia una carrera por la plata que conseguira con ella no por vocación seguro que ese señor si la tenía. Y si cariño, si existen pediatras gruñones pero tambien los hay maravillosos En todos lados se cuecen habas. Ojala que tu papito disfrute en toda la medida de lo posible sus días al lado de los que lo aman y recuerda que la mejor medicina para todos los males es el amor
Un beso, gracias por pasar por mi blog.

Imberbe_Muchacho dijo...

tienes razon con lo de Essalud, las enfermeras de ahi son para meterlas calatas al acido sulfurico todas...y creeme que no sentirias pena

El perro andaluz dijo...

Tuviste suerte, en serio. Debe haber algunos más así, pero encontrarlos es la cuestión.

Blue girl dijo...

Chebas: Lo malo es cuando tienes que aferrarte a lo que te dicen, aunque sepas que son tan humanos como tú.
Jassy: Muchas gracias!! Brr, pediatras gruñones, pobres ñaños.
IM: Si supieras que tengo una hermana enfermera de EsSalud, jajaja.
Perrito: Voy a andar con mi linterna, como ¿Diógenes?